El perro necesita jugar para crecer y aprender, de esta manera se desarrolla intelectualmente y emocionalmente.
Con el juego entienden mejor su entorno, aprenden a respetar a los demás, a seguir unas reglas de conducta, aprenden a controlar su fuerza e instintos, se socializan, desarrollan habilidades…
Con el juego hacen ejercicio, desprenden energía y se desahogan.
Si juegas con tu perro, reforzaras el vínculo con él y la convivencia será mejor.
La necesidad de jugar aparece desde muy pequeñito y dura hasta la vejez.
Les divierte jugar con los de su misma especie y con los humanos. Si jugamos con él desde cachorro, podemos aprovechar esos momentos para educarlo y hacerle saber que nosotros tenemos el control para que no hagan lo que quieran.